miércoles, 18 de junio de 2014

Cadena de favores

El alcalde se rinde ante la labor de Cadena de favores


Cabezones, insistentes y luchadores. Los miembros de la asociación Cadena de favores no han parado hasta conseguir una nave en la que poder guardar toda la ropa, alimentos y material que la gente les dona para repartirlos entre las personas que más los necesitan.
Han tenido que demostrar su efectividad durante todo un año, pero ha valido la pena, pues ayer el alcalde, Javier Lacalle, les confirmó que dispondrán ipso facto de un almacén lo suficientemente grande para poder liberar los pasillos y trasteros de sus casas.

«Y con luz. Por fin tendremos luz», comentaron risueñas Laura Villagrasa y Elena Maeso, tras salir de la reunión. Sus sonrisas y sus saltos de alegría lo decían todo y sumaban a su larga lista de triunfos una nueva batalla ganada.
Necesitaron 50 largos minutos para que el alcalde hiciera efectivo el acuerdo. «Veníamos con ganas de pelear por el local, pero no pensábamos que íbamos a salir de aquí con él», comentó Laura.
«No nos lo esperábamos, pero enseguida ha cogido el teléfono y delante de nosotras se ha puesto a llamar para alquilar el espacio», explicó ilusionada Elena. Añadió que el alcalde, además de hacerse cargo del arrendamiento, también costeará los gastos de esa luz que tantos quebraderos de cabeza les ha dado. «Y todas las estanterías que necesitemos para colocar las cosas», les prometió.

El respaldo de la alcaldía supone todo un incentivo para el grupo que ayer mismo planeaba cómo organizarse para comenzar los traslados. «Hay que ir mirando las furgonetas con las que podemos contar», comentaron. «¡Empezamos ya!», exclamaron.
La reunión también sirvió para presentar oficialmente la asociación al equipo de gobierno, aunque el propio Lacalle les corroboró que ya conocía su existencia. Además alabó el trabajo que han estado realizando en un encuentro muy cercano, pues aunque las recepciones en la alcaldía exigen una cierta formalidad, con ellos «sobran los protocolos», afirmaron al salir.
El alcalde se dio cuenta enseguida al ver que a los cuatro miembros con los que preveía reunirse se sumó uno más, de apenas medio metro, que le sacó la lengua nada más verle. Una proximidad que hacen patente en cada uno de los objetos que entregan y en cada una de sus iniciativas, ya sea la compra de material escolar o la adquisición de una silla de ruedas.

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